Hola a todos mi nombre es Fernando Rubio y soy un apasionado de las motos.
Mis inicios podríamos decir que viene de un piloto aficionado del mundo del Trial y especialmente “manitas” que supe aplicar todas las ideas que tenía en mi mente para mejorar lo que el mercado me ofrecía. Situémonos en la época 1991: Bultaco y OSSA ya formaban parte de la historia, Montesa resistía mas mal que bien, los italianos se imponían en nuestro país, y marcas como Merlin, Mecatecno o Alfer intentaban hacerles frente. En este contexto, yo disfrutaba modificando mis propias motos, como por ejemplo acoplando un sistema monoamortiguador a las Cota 348 y 349 de Montesa, para pasar posteriormente a diseñar un chasis propio y finalmente, una moto completamente propia que llegó a correr un par de temporadas en el Campeonato de España de Trial con Salva García (más tarde, mochilero de Amós Bilba, Jordi Tarrés y Marc Colomer) y Ramón Corral.
Partiendo de un motor Fantic de 240 cc, quizás el más eficaz del momento y al que tan solo le modifique la inclinación de la tobera de admisión para adaptarla al nuevo chasis, diseñe un bastidor en aluminio con subchasis en acero, un simple cuna desdoblado ya abierto en su parte inferior al ejercer la placa cubrecárter la función de refuerzo en aquella zona. Se trataba de un chasis muy esbelto y liviano, que posteriormente hubo que reforzar en la zona de la columna de dirección. La suspensión trasera estaba confiada a un monoamortiguador Paioli anclado mediante bieletas a un basculante de tipo «banana invertida», con el objetivo de dejarlo lo más a salvo posible de los golpes pero manteniendo el recorrido de la rueda, mientras que la horquilla delantera era una Paioli invertida de serie.
Otro elemento a destacar son los frenos, de disco en ambas ruedas, pero el delantero, equipado con un curioso sistema de doble pinza, muy protegida al estar colocada entre el buje y la horquilla. Para ello hubo que fabricar unos bujes especiales y modificar sustancialmente las llantas de palos Akront, similares a las que montaban las Mecatecno y Merlin de la época para adaptarse a los bujes más estrechos
Contemplando la FR Trial no se tiene la sensación de hallarse ante un producto artesanal, dada la calidad de los acabados y detalles, como la carrocería, tapa de encendido, cubrecadena y silenciador en fibra de carbono, o el sofisticado sistema de reglaje del pedal de freno mediante una excéntrica de aluminio.
La producción de la FR “marca que le pongo a todas mis motos :-)” no pasó de las dos unidades, aunque esto ya estaba escrito en el libro de ruta de esta moto, destinada tan solo a mi divertimento personal, desde entonces no he parado de adquirir motocicletas de todos los tipos y personalizándolas o mejorando a mi entender las carencias de fabrica.
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